La gran superproducción

julio 13, 2010

Shrek 4 vs Toy Story 3. k.o

Comparar Shrek 4 con  Toy Story 3 es como comparar Dreamworks con Pixar. Un momento….aquí falla algo. Y es que no hay color entre ellas; mientras la primera no pasa de entretenida a ratos otra es una maravilla de principio a fin.

Si enfrentáramos en un ring al más puro estilo Street fighter a Shrek y a, por ejemplo, Woody, tendríamos a dos personajes que son fieles a ellos mismos en sus respectivas películas. En un lado del cuadrilátero se posiciona, con 200 kilos, el ogro verde, graciosete y rechoncho y  en otro, con 200 gramos, el genial vaquero al que todos querríamos como juguete de nuestra infancia. Woody estaría más próximo a un tradicional Ryu, al que todos cogimos en las primeras partidas y Shrek con un voluptuoso Honda, que aparenta mucho pero luego es vencido por los más tradicionales. Shrek vendría acompañado al combate por una bella Fiona, un malo malísimo llamado Rumpelstiltskin, los clones bellos de él mismo (que son muchos pero poco ayudarán a realizar un buen combate) un simpático Asno, que eclipsará al protagonista, un Gato con botas cuyo combate propio esperamos muy pronto y unas brujas bastante insulsas. El escenario elegido sería el país de Muy muy lejano y el combate estaría plagado de un par de gags muy graciosos  y otros pretendidamente graciosos pero que no provocan ni un atisbo de sonrisa (la obesidad de El Gato con botas). Sin embargo Toy story contaría con los personajes de toda la vida, con los que todos hemos crecido, como Buzz, los soldaditos, Mr. Potato o Andy, que ha crecido de una forma admirable, tal y como todos querríamos que crecieran nuestros hijos, demostrando que crecer no es necesariamente un sinónimo de convertirse en un imbécil y, además, algunos nuevos como un sorprendente Lutso o un desapercibido pero genial Totoro. El escenario elegido por los juguetes para batirse se situaría en una guardería en la que sin duda, gran parte de los acontecimientos de este combate se llevarán a cabo. En este caso el combate sería inolvidable; nos haría volver a la infancia, a sentirnos unos niños otra vez.

Si el público viera este enfrentamiento en 3-D, observaría el buen uso que realiza el equipo de Shrek de él y el desaprovechamiento del que goza el protagonista de Toy Story, en la que se podría decir que el 3-D aporta poco o nada; a excepción de los teloneros del vaquero, llamados Day of night, un dueto bastante normalito pero con un uso del 3D nunca visto hasta ahora. Si creíais que apuntar hacia el público y botar una pelota era todo el uso que se le podría pedir al formato estábais muy equivocados.

Poniéndonos un poco en antecendetes, Shrek, pese a que en su primer enfrentamiento fue un luchador muy poderoso, ha ido menguando en cuanto a fuerza combate a combate, hasta llegar a su cuarto y último. Woody ha seguido una trayectoria horizontal, estando al tanto de sus limitaciones pero también de sus muchos puntos a favor. Aunque Shrek se haya tenido que enfrentar a otros contrincantes como aquel panda que hacía Kung Fu, Woddy no ha sido menos: tuvo que hacer frente a un robot cuasimudo y a su novia, al que, no digamos que iguala, pero, al menos, pisa los talones, y a un viejecito cuya arma era una casa con globos colgando, al que también niveló. No es que desmerezcamos a Shrek por haber derrotado a un enorme Panda, pero hay que reconocer que Woody se ha enfrentado a los peces más gordos del mundo y, como poco, los ha empatado. .¿Aún no tenéis claro quién resultó ganador del combate?

Las armas utilizadas son, en cierto modo,  parecidas, aunque muy diferentes en cuanto a resultados. Ambos combatientes juegan con la emotividad; la diferencia está en que en el caso de Shrek puede que funcione en uno de cada 100 golpes y de una manera mucho más light. Toy story consigue que su arma funcione, no tanto a nivel sentimental amoroso (con el que juega Shrek), sino referente a la integridad de los propios personajes, que correrán peligro y protagonizarán una de las escenas más dramáticas que jamás hayamos visto en un ring, mezclado con situaciones a un nivel mucho más emotivo, sin rozar tópicos, pero que nos harán emocionarnos con cada diálogo y con cada situación.

Shrek sabe lo que es, un gladiador en decadencia, que ya vivió su buena época, muy atrás, pero al que todos queríamos dar ya su último adiós, como al Rey. Woody es uno de esos al que damos su último adiós con lágrimas en los ojos, con alegría, agradeciéndole todos los momentos por los que nos ha hecho pasar, como  Schulz. Por si el ogro no se hubiera llevado suficientes golpes todavía, hay otro que Woody puede darle con especial firmeza. Shrek siempre ha presumido de su gracia, de que todo el que iba a los combates se reía con él (aunque, en realidad, y todos lo que hemos presenciado algún combate lo sabemos, nos reíamos con Asno; algo así como pasa con Buenafuente, que él no nos hace ni puta gracia, pero cuando sale Berto es la leche) pero en esta ocasión el vaquero le gana con creces. Frente a, como ya hemos dicho, algún gag aislado con cierta gracia, en Toy story nos encontramos con humor a raudales (sin dejar de lado los momentos dramáticos, incluso alguno MUY trágico). El niño de «Ruge ya» y Asno son los únicos que nos hacen reír ocasionalmente en un caso, mientras que en el otro lo consiguen Woody, Buzz, Mr y Mrs Potato, Barbie o el mismísimo Ken, que aporta al combate mucho más de lo que cualquiera nos esperábamos.

El humor, la emotividad y el carisma los personajes serán los motivos por los que claramente en el desarrollo se nos aporte una historia mucho más atrayente que otra. El combate de Shrek se nota de lejos que lo ha disputado para retirarse y para no dejarnos con el mal sabor de boca del último. No tenía grandes pretensiones ni se esperaba hacer historia, sabía a quién se enfrentaba. Por eso, aunque en sus comienzos lo veíamos como algo original, como una parodia de lo que contaba, ahora ha dejado de ser una parodia para convertirse en otra historia más de ogros, princesas, malos y brujas. Woody también es sabedor de que no da para muchos más combates, pero a cambio nos ofrece un último con una historia que no nos hará parpadear ni un solo segundo. Partiendo de una situación que ya todos sabéis pero no desvelaremos por si acaso, la trama se desarrolla más que bien, mezclando momentos de auténtica tensión con otros más distendidos y que en España causarán sensación (siempre que se vean en versión original), como el castellano que parlotea su colega Buzz.

Respecto al final del combate, cabe destacar, obviamente, para el perdedor de este, un final anodino, que concluye de forma adecuada y digna su paso por el ring pero que ningún libro recogerá entre los finales más brillantes. Para su ganador, es uno de los finales más épicos que se han disputado nunca en un ring; un final que nos hará enternecernos, recordar y volver, por un momento, a nuestra lactancia.

Ha quedado bastante claro, creo, cuál es el ganador. Shrek solo ha sabido defenderse y derribar a Woody en uno de los ataques, en el resto, aunque lo ha intentado, la diferencia de nivel ha sido notoria. Pese a todo, los dos se dan un fuerte apretón de manos, pues ambos acaban de disputar su último combate. Uno de ellos ha tenido el mejor desenlace posible para cualquier luchador, pero ambos se despiden con unos geniales títulos de crédito que harán que todos nos quedemos hasta el último segundo del combate.

Parafraseando a Victor Hugo, “Cuando un niño destroza su juguete parece que anda buscándole el alma”. En este caso, los juguetes, tienen alma.

¿El mundial? ¡JA! Nosotros hemos ganado a un ogro verde que ya a nadie le gustaba y no daban ni un duro por é…Bueno, vale, tampoco tiene mucho mérito.

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